El término, acuñado por el crítico gastronómico Pau Arenós, procede de la francesa "Bistrot" (especie de cafeterías francesas donde se puede comer a diario) y la palabra "económico" convirtiéndose en "bistronomic".
La idea en sí, me parece muy muy buena.Se trata de una cocina de autor que se desarrolla en establecimientos urbanos, serios pero no demasiado informales, en los que la premisa es ofrecer al comensal una calidad de materia prima ajustada de precio y más elaborada y mejor presentada de lo que suele ser habitual en restaurantes de diario. También intentando que los productos sean de temporada, de mercado. sin que ello suponga un incremento en los precios.

Repito: la idea me parece buenísima.
Lástima que Rafa Peña y Mireia Navarro que son la pareja que regenta el "Gresca Restaurant" del Eixample barcelonés, y que fueron los que en Madrid Fusión elaboraron una respresentación de esta idea, cocinando un menú del día de su restaurante, no hayan logrado esto que pretendían. Y eso que están teniéndo muy buenas críticas de entendidos en la materia, y si muchos están de acuerdo, algo de bueno habrá!
Al menos en lo que se refiere a este concepto de Bistronomic.
En el Gresca, sirven un menú degustación por 45€, que no sé si de Bistró tendrá, pero de "economic" cero.
Luego tienen la carta con precios que oscilan entre los aproximadamente 10 y 20 € y por último está este "menú diario" y repito es "menú diario" no "menú degustacion". Menú que ofrecen por 18 euros.
Bueno, vamos a aceptar que no siendo de lo más económico que podamos encontrar dentro de los llamados "menús diarios", sea un precio razonable para desarrollar el concepto del que hablabamos. Cocina creativa, con producto de calidad, de mercado.... Vale. Acepto. Esta cocina me gusta mucho. Y acepto que tampoco sea necesario poner cantidades como para un albañil....
El restaurante, situado en la Calle Provença, es un local con un ambiente agradable, decorado con estos colores minimalistas tan de moda en negro y tonos de la gama de los blancos, con no muchas mesas (recuerdo aprox. unas 12) y recomendable reservar precisamente por este aforo limitado.

El ambiente al entrar, es realmente agradable.
Vamos a lo que vamos. Eramos tres personas para comer. Una de ellas,
Garbancita, del blog
I+D en mi cocina, a la que he tenido oportunidad de conocer esta semana y con la que hemos dado más de un garbeo por Barcelona.
Por supuestísimo, las dos cámara en mano, teníamos claro que ibamos a hacer la crónica del suceso. Y digo bien suceso, porque eso es lo que fue.
Nos trajeron un aperitivo de
crujiente de parmesano que eran unos triángulos como podéis ver en la foto y dedujimos que sería pasta brisé con parmesano horneado y un toque final de pimentón. Un poco salados, pero al fin y al cabo un muy buen detalle para dar comienzo para lo que iba a ser un menú diario.
El menú diaro que se ofrece en el Gresca, se compone de dos entrantes, dos platos principales y dos postres a elegir uno de cada. (No demasiadas opciones, la verdad. Creo que tres sería más adecuado, pero tampoco pasa nada y tampoco mucha opción para vegetarianos).
Dos personas optamos por el
"Tartar de mero" (de temporada) y la otra por
"R
avioli de queso con albahaca". El tartar a mi me gustó, con alcaparras, mostaza, eneldo...lo típico. El pescado correcto aunque una cantidad justa. Excesivamente precaria. Pensamos que por ser pescado fresco (aunque de temporada)....vale.
El ravioli era eso. Una especia de cuenco de pasta fresca relleno con queso, unos trozos de tomate natural y una hoja de albahaca fresca salteada. Estaba bueno, con sabores muy puros, y posiblemente la ración más "normal de todas, aunque en la foto parece más de lo que era.
De segundo nos decantamos los tres por "Costilla de cerdo lacada". La otra opción era un Suquet de pescado.
Las costillas (dos) con muchísima cantidad de grasa (demasiada), bien de sabor, muy poca carne y no demasiado melosa como yo las esperaba, ya que

las había probado en el Kursaal de Berasategui en San Sebastián, cocinadas practicamente igual (pero más cantidad y más jugosas).
Aquí es donde los tres nos miramos y dijimos: No, así no. Un producto que de coste es muy bajo, por mucho que venga lacado y un poco de un buen puré casero de patata....no. No les hubiera costado mucho más, (más bien poco) poner una ó dos costillas más por personas y así tal vez, y digo sólo tal vez, habríamos sentido que ya empezabamos a estar sin hambre.
Detalle paralelo que comento para poneros en situación en todos los aspectos.
Nos sirve pan la camarera al principio. Buenísimo, caliente, de elaboración

supongo propia.
De nota.
Bien, pues no volvieron a pasarse por la mesa en toda la comida a ofrecernos pan. Y el trozo era un cuadrado de 5x5 y 2 centrimetros de alto. Vale, podíamos haber pedido pan. Pero si el rollo va, de que se supone que son de más categoría que un restaurante de menú donde te ponen la panera y punto y come lo que quieras, sino que te lo traen reciente, te lo colocan en plato de pan....no pierdas el punto que habías ganado descuidando eso, no os parece?
Y de postre elegimos, yo pastel de limón y ellos una especie de mousse de chocolate en una quenelle con una galletita crujiente como un hojaldrito dulce y una hoja de chocolate.

Rico, mi pastel muy rico. Y ellos dijeron que también de nota. Pero vuelta a lo mismo. Escaso. Muy escaso. Comprobamos estupefactos mientras hablabamos del tema que a los que pedían el postre de carta les traían doble de todo. Otra vez reitero mi argumentación de que un poco más, ya no digo el doble por eso de que entonces sería carta, un tercio más...y no nos habríamos ido con tanta hambre como para en una tienda de chuches de al lado plantearnos comprarnos unos donuts y unos kikos.
La

factura, y no se me olvida,
70,42€. Sin vino ni cervezas. Agüita clara.
Pensaré que este Bistroeconomic ha querido economizar demasiado. ¿Tendría que probar la opción carta o menú de 45€ para salir satisfecha y sin hambre? No sé si me animaré, la verdad.
Aunque la idea sigo reiterando que es muy buena, e intentaré conocer otros restaurantes con esta filosofía del menú diario de calidad. (la próxima vez por si acaso me llevaré los donuts en el bolso. Para el café!).
Aunque pueda parecer una crítica dura, los tres comensales salimos igual de cabreados y con la sensación de que no podían ser así las cosas. Y dado que no quisimos montar "gresca" en El Gresca, no dijimos nada (ni nos preguntaron: qué tal todo?) pero a la hora de pagar, dejamos nuestro mensaje alto y claro. Eran 70,42 y dejamos 70,42! Más claro, agua.
Al final, el mensaje que pretendo emitir es este: me da igual si el menu es de cocina creativa, de autor, de mercado, de fusión, de vanguardia, gallego, tradicional...más caro o más barato. Lo que pretendo yendo a comer, no es ni más ni menos que comer y no tener que acabar de postre con un bocadillo.
pd: como he puesto entre los comentarios y dado que las críticas han sido muy buenas,volveremos a darle una oportunidad y si realmente es que si, yo lo justo es justo, lo diré. Veremos.....